Comienzo a fumar porque todo tiene un comienzo, la imaginación se desata, fluyen imágenes, ideas, situaciones de todo tipo. Me gustaría plasmarlar para que no se esfumen, para luego recordarlas con el tiempo. ¿Por qué no darlas a conocer a quien pudiera interesar o a quin pudiera rellenar también ese hueco en blanco que a algunos deja el fumar? Pues eso, también podría hacer de relleno al tiempo que abre y activa la mente.
Reflexiono plácidamente… En la vida hay etapas a largo tiempo, buenas y malas. Y las buenas… marca la estadística que deben aprovecharse al máximo para luego no pasar penurias en las etapas malas; altibajos que el humano a lo largo de su vida ha de pasar y pasará, llamémoslo tiempos de bonanza o de crisis; estabilidad económica, etc.
Salvo para aquellos que heredan fortunas al nacer y prácticamente tienen generaciones aseguradas en el bienestar absoluto. Muchos seres humanos conocen esto, lo persiguen, se implican en ello y lo prolongan en su vida; llámalo codicia, avaricia, poder…”Vivo bien, luego quiero vivir mejor, y por qué no, aun puedo amasar más y más para mi descendencia”. El problema de todo esto es (y doy par de caladas… p luuuf) que crea una enorme desigualdad y la riqueza crea pobreza, las fortunas crean ruinas (si posees fortunas, el desafortunado será otro). Pienso que esto se regula con las leyes, que, como en el fútbol, siempre favorecen al grande, algo que está estadísticamente comprobado.
Busco un ejemplo para amparer mis palabras de fumador… relajación, meditación, calada…
Fluye la imaginación, se agudizan los sentidos. En calma y sosegado sigo escribiendo, no quiero dejar cabo suelto de todo lo que me acontece y me rodea en este preciso momento
En la imaginación me sitúo en una ciudad (Barcelona), en una etapa de la vida claramente en auge, con una economía muy activa, la burbuja inmobiliaria está por las nubes, todo en movimiento: agricultura, pesca, ganadería, metalurgia… todo funciona a alto nivel y esto repercute en que corren años de bonanza, el dinero va y vien, el trabajo fluye, incluso para quien no es muy espabilado; faena se consigue, todo se paga bien, “¡el que no trabaja es porque no quiere!”, se dice.
Fran, de padres pueblerinos que llegaron a Barcelona en los sesenta en busca de mejoras económicas, es un encargado hostelero de unos cuarenta años; lleva en la hostelería trabajando desde los catorce. Proviene de una familia humilde y trabajadora que solo busca prosperidad y bienestar, algo que le han inculcado desde pequeño a Fran.
Siempre ha sido muy aplicado, activo, se hace querer, es muy atento con los clientes y muy responsable. Toda la vida ha querido prosperar y ofrecer a su esposa y dos hijos lo mejor, aun pasando muchas horas fuera de casa debido al trabajo que realiza y en el cual pone mucho empeño y dedicación, lo que haga falta para que todo marche a la perfección y Siman, su jefe, esté contento, jefe al que adora y pone fe ciega en él.
Respecto a su futuro, espera llegar lejos y alto, como su jefe, al que tiene como espejo y reflejo de trabajador, empresario y señor, muy señor, conocido y reputado, con amigos, también hombres de buena reputación, empresarios y políticos que Fran ve pasar en el día a día por el restaurante que él dirige. Los atiende con respeto y con ese toque que tiene Fran que se hace querer por cualquiera; son muchos los años que lleva en esto, crece y aspira a prosperar más…