L

o sé, lo reconozco, he vuelto a fumar.

Relajación, meditación… y la imaginación se desata y vuela libre como el viento, fluye como agua de manantial

Las consecuencias vienen precedidas por los actos y los actos suelen ser siempre consecuencia de la inteligencia, bien o mal usada, y por consiguiente, acabando en desenlace como la vida misma, para bien o para mal, no hay término medio.

CuatroPARALELOS

ACTO 1.1

Se escuchan gritos:

– ¡Ya sale! ¡Ya sale! ¡Venga, sal, hijo de puta! ¡Cabrón! ¡Da la cara, perro!

Se siguen escuchando gritos y discusiones entre compañeros albañiles que están en el barracón del jefe, acosándolo. El asesor de la empresa y el abogado están dentro. De repente, se abre la puerta.

– No salga, señor Juan – dice el abogado.

Pero Juan sale y se hace el silencio

– Se os va a hacer efectivo el pago del sueldo y medio que os debo, pero el banco se queda con la obra a medio terminar y no me dan más crédito, lo cual supone que no podré hacer frente a vuestro finiquitos y cobraréis del fondo de garantía en dieciocho meses.

– No hemos podido conseguir más – interrumpe el abogado – y cumpliremos con la norma establecida.

– Me han embargado obras y cuentas que no eran gran cosa, pero tirábamos hacia adelante. Pero ahora ya sí que no puedo más. Lo siento mucho, porque algunos sois amigos míos, ¡pero esto es así! Yo no me voy cargado de dinero, ¡al contrario! Pierdo todo, pues se lo queda todo el banco y aún me piden más y más – dice Juan.

Todos callan y se resignan.

– ¿¡Y qué coño vamos a hacer ahora!? – grita Pablo de pronto -. ¡Tenemos hipotecas, familias y obligaciones! Son muchos cargos, señor Juan…

– Llámame por mi nombre, Pablo. Sigo siendo tu amigo, solo que no puedo hacer más por ninguno de vosotros – dice el constructor desesperándose.

– ¿Ah, sí? Pues aquí se acaba todo, ¡a tomar por el culo! – grita indignado Pablo y le tira una botella de agua a medias que tiene en la mano.

Vuelven los revuelos y, de repente, aparece la policía y uno de ellos dice:

– Venga, señores! Ya se ha acabado la reunión, ¡para casa todo el mundo! Con calma, con calma…

Algunos se acercan a Juan y le dan las gracias por todos estos años.

– Es como si le estuvieran dando el pésame – dice Pablo a un compañero desde su coche y marchándose, este le contesta:

– Sí, es que él lo va a pasar peor, con todo lo que debe y además está atado de pies y manos.

ACTO 2.1

Es una batalla campal por el desalojo de unos abuelos. La policía y los vecinos se dan de palos…

– ¡Claro! ¡Ellos van preparados, los hijos de puta! – dice un vecino.

– ¿No les da vergüenza? – dice otro

– ¡Puto usurero! – grita un señor con gafas y unas carpetas al que le han dado una pedrada – . ¡Detenedlos! ¡Detenedlos!

– ¡Eso, eso! ¡Usted avive el fuego del árbol caído! – le contesta un policía. Y mirando a todos los demás – : vosotros, como banqueros tenéis la culpa. La semana pasada le tocó a un primo mío del pueblo, así que ¡estese quieto aquí!, que no sufrirá mucho – le recrimina y, escoltándole a él y a un juez, entran en la casa y cambian las cerraduras.

Mientras, una vecina, a cincuenta metros de allí, da agua a una señora mayor y le dice:

– No se preocupe, señora Emisia – y dirigiéndose a un señor que está al lado -: Tranquilo, señor José, estarán bien con sus hijos, ellos les ayudaran.

– ¡No sé qué va a ser de nosotros! – dice la señora Emisia llorando -. Nuestra hija tiene su vida y no queremos complicársela más. El banco nos engañó con los preferentes y sus rollos, ¡y ahora resulta que encima debemos dinero nosotros! – Llora y se abraza a su marido, que está conmocionado y no puede mediar palabra alguna.